El arte y no saber
Escribe Ester Brafa
El cronista de esta agenda nos invita a preguntar, a hacer de los por qué un hábito amado. Hay gente que siempre tiene respuestas, otros tienen preguntas y algunos tienen dudas. ¿Por qué dudar tiene mala prensa? Será por eso que casi nadie dice "no sé".
Aceptar que no sabemos es la puerta de la creación, largarse a la intemperie es descubrir.
Cuando Ulises después de la guerra de Troya, siempre estamos dejando alguna guerra, navega durante diez años entre aventuras y un día se encuentra con unas sirenas embriagadoras.
Hechizaban con su canto hasta hacer que los marineros naufragaran. Así fue que Ulises ordenó que los tripulantes taparan sus oídos y a él lo ataran al palo del mástil para no ceder. Las sirenas cantaron y cantaron pero los marineros no escucharon y Ulises enloquecido no pudo desatarse. Y ahí vienen las preguntas:
¿Qué escuchó Ulises? ¿Oyó algo? ¿Qué decía el canto?
¿ Las sirenas hicieron silencio?
Homero cuenta la escena pero no lo cantado. Lo que sabemos es que el personaje se entrega a la experiencia de escuchar el canto sabiendo que es peligroso.
Esa es la experiencia creadora, abrirse al canto , escuchar el hechizo, ser silencio, no saber... Crear para intentar conocer, la incertidumbre de no tener todo claro para crear nuevas realidades.
Para eso el arte, para abrir ventanas hacia lo que no podemos alcanzar pero es aquello que nos muestra lo que en verdad somos.
Somos Ulises queriendo unirse a las sirenas.
Somos el pensador de Rodin, desnudos y pensando.
Somos Van Gogh atrapando el rayo de luz adecuado.
Somos Alejandra Pizarnik cuando ve que "el mundo está demacrado y hay candados pero no llaves".
Somos Romeo y Julieta enredados entre el amor y la enemistad.
Somos una gota de Agua de beber de Tom Jobim.
Todo eso somos y lo que aún nos queda por descubrir. También lo indecible.
Por eso seguir preguntando.
Por eso el arte.