Me acuerdo
Por Ester Brafa
Compré un relojito despertador en los chinos, perdón si no son chinos, mi confusión entre poblaciones orientales se debe a mi exclusiva ignorancia. Duró poco, dos semanas. Lo revisé moviéndolo para todos lados confiando en el arte milenario de tocar algunos puntos para resolver una dolencia, pero no. Se negó a marchar y lo tiré a la basura y ahí se quedó mirándome desde el cuadrante amenazando con sus agujas.
El tiempo siempre amenaza un poco con recuerdos y con olvidos, si es pasado porque no hay remedio y si es futuro porque vaya a saber. Así que me acuerdo en presente.
Me acuerdo cuando en el Paraíso probé la manzana y me gustó lo que vi, por eso le dije a Adán que Dios sabía lo que hacía.
Me acuerdo cuando aprendí a leer y supe todo lo que podía probar.
Me acuerdo cuando escuché que el Ángel Gabriel le dijo a otra mujer “No temas” y en el Cielo se declararon tres días de carcajada universal, eso pasa cuando a una mujer le dicen que no tenga miedo.
Me acuerdo cuando era una de las criadas que le alcanzaba los hilos a Penélope mientras ella hacía creer que esperaba a Odiseo, en realidad se tejía a sí misma.
Me acuerdo cuando a Galileo por el 1600 lo condenaron porque se le ocurrió decir que la tierra se mueve y también me acuerdo que tuvo que esperar 359 años, 4 meses y 10 días para ser perdonado.
Me acuerdo cuando en las primeras computadoras no estaba la letra Ñ y yo me revolvía pensando cómo iban a leer en la Facultad mi Informe del Ano Académico.
Me acuerdo que un día la Revolución Francesa gritó la palabra “Libertad” y muchos entendieron libertad de la cintura para arriba, abajo era otra revolución. Y hablando de la cintura para arriba sigo sin entender por qué nadie cuestiona el cerebro emputecido.
Me acuerdo que en un siglo por venir la libertad será tan libre que no entrará en ninguna consigna.